De pequeña, nada podía hacerme ver cuál era el verdadero motivo de mi felicidad, lo era con mi vida en sí. Nunca supe ver más allá de las palabras, no tenía curiosidad por saber de qué se trataba. No era cuestión de imaginar, sino de entender. Pero pronto averigüé que no todo es suficiente, siempre quedará algo que nos sea inalcanzable. Con el tiempo, descubres que los grandes problemas, existen. Que lo que antes era pequeño, ahora es enorme, y ya no hay razón por la que echarse manos a la cabeza.
No es fácil, nada lo es. Aunque, si te detienes por un instante, sabr&#